jueves, 16 de junio de 2011

Conociendo el Sistema Eos II: Las razas genéticas

Una vez prometí —bueno, en realidad… me lo prometí a mí misma– que escribiría una serie de entradas sobre el Sistema Eos. Si hace un tiempo os mostré el mapa estelar, ahora voy a referirme a uno de los sucesos históricos que marcan la historia y la geografía de dicho sistema: la Revolución Genética.
Hace mucho, mucho tiempo, en un lugar muy lejano conocido por todos como Sistema Solar, la raza humana intentaba superar sus problemas de superpoblación y falta de recursos lanzándose a la conquista de mundos nuevos. Eso, la mayoría de las veces, solucionaba parte de los inconvenientes de espacio, pero no los problemas de alimentación. Así que, inmersos en la vorágine de la ingeniería genética aplicada al ser humano, decidieron incorporar masivamente la posibilidad de tener fotosimbiontes.
-Humanos fotosintéticos:
Los ejemplos de simbiosis son muy abundantes en la naturaleza, pero quizás el paradigma de la misma sean los líquenes: organismos fruto de la simbiosis entre uno (o más) hongos (mycobionte) y una (o más) algas (fotosimbionte). Y eso simplificando.
Para que nos entendamos: los humanos fotosintéticos no tienen una mutación que les haga tener algas sino que tienen una mutación que les permite adoptarlas como fotosimbiontes. Esto les permite suplir gran parte de sus necesidades energéticas con solo tomar el sol.

En el Sistema Eos, hay tres tipos principales de fotosintéticos, clasificados según el color de sus simbiontes. La mayoritaria de ellos (y el 80 % de la población total del sistema) son de un llamativo color verde esmeralda ya que tienen Trebouxia homosymbiotica.
Ejemplos: Julio, Guille y Marcos Santacana.
Los mal llamados azules —en realidad su coloración oscila entre el negro azabache y el turquesa según su nivel de hidratación— tienen Nostoc homosymbionte y abundan más en las zonas alejadas del sistema como el planeta Óptima.
Ejemplos: Brunilda Yggdrasil.
Los nuevos ricos, de color naranja dorado, son la tercera de las clases y la más excasa. Los pigmentos carotenoides enmascaran el color verde de la clorofila y les hacen más resistentes a altas radiaciones. Pero en la actualidad, la Trentepohlia homosymbiotica se utiliza más por estética que por su sentido práctico: es bonita.
Ejemplos: Aunque no aparece ningún personaje con estas características, se les menciona en Galileo.
-Leónidas:
Resuelto el problema de la alimentación, el espacio volvió a ser limitante y un motivo de guerra más que justificado para las corporaciones comerciales. Así empezaron a incorporar mutaciones para formar al soldado perfecto: sin piedad; sin cerebro.
La primera, y más inofensiva, de las mutaciones fue dotarles de tapetum lucidum. Esta estructura de la retina, facilita la visión nocturna y permite captar longitudes de onda que se escapan a un ojo normal. Pero muchas veces, el funcionamiento de este órgano implica una duplicación de la imagen que dificulta la visión en detalle necesaria para, por ejemplo, la lectura. Esto suele ser una de las principales causas de que la mayoría de estos sujetos no tengan un gran nivel cultural.
La testosterona tiene una relación directa con el desarrollo de masa muscular, la estructura ósea y la agresividad. La adrenalina, mejora los reflejos, la tolerancia al dolor e incluso, la fuerza bruta ya que se superan los umbrales de la resistencia humana. Una nueva hormona, la spartina, variación de la testosterona pero activada por la secreción de adrenalina, se convirtió en la clave para dar vida a una nueva variación del mito del hombre lobo: los leónidas.
En situaciones de estrés, un leónida puede incrementar su masa muscular de forma brusca, así como su fuerza física. Les crece el pelo y las uñas y la sed de sangre nubla su juicio siendo difícil interactuar con ellos.


Como la spartina es un derivado de la testosterona, las mujeres leónidas solo tienen niveles basales y no se transforman, aunque sí tienen tendencia a ser más altas y fuertes.
Un efecto que se produce a consecuencia del metabolismo secundario de dicha hormona, hace que esta se disipe mediante la transpiración, formando un compuesto muy similar a algunas feromonas animales de atracción sexual. Esta propiedad de la spartina ha llevado al comercio ilegal de Amor Líquido, una versión sintética que se vende como potente afrodisiaco.
En la actualidad, los leónidas extraplanetarios están obligados a llevar brazaletes inhibidores que limitan la producción de spartina, lo que les permite llevar una vida “casi” normal.
Ejemplos: Riordan Luna-Roja, Tristan Mar-en-Calma, Alistair Valicourt, Geneve Mar-en-Calma.

-Óptimos:
Los mismos precursores de la Revolución Genética se miraron al ombligo y pensaron: "hemos solucionado los problemas de hambre universal y hemos creado una raza de súperbestias antropoformes, somos los mejores; queremos seguir siéndolo".
Así la élite científica, centró sus energías en ser más que lo demás. Si su característica principal era la inteligencia, la desarrollarían hasta los límites de lo insospechado.

Para empezar, decidieron que puesto que la entrada de datos se hacía mayoritariamente de forma visual, enfocaron sus esfuerzos en la optimización de los órganos de los sentidos, y de los ojos en especial. Un óptimo ve más y mejor, huele más y mejor y oye más y mejor.
Después, las mejoras se hicieron más complejas y a nivel cerebral. Consiguieron aumentar la capacidad retentiva del cerebro provocando una hipertrofia de las zonas implicadas en la memoria eidética y la cognitiva. Un óptimo es capaz de captar más cosas y de recordarlas mejor, lo que los convierte en grandes contenedores de información, aunque tienden a especializarse en sus campos.
La mayoría de óptimos viven en el planeta dual Óptima, el más remoto del Sistema Eos, y tienen cierta tendencia al aislacionismo. Aunque los tratados de Seguridad Interorbital han promovido la inserción de técnicos óptimos, preferentemente médicos, en la sociedad común.
Ejemplos: Oma Elharo.

-Humanos originales:
Propiamente no son una raza genética en sí, ya que se vanaglorian de la pureza de su linaje y rechazan todas esas aberraciones científicas surgidas tras la Revolución Genética. La mayoría pertenecen a la clase alta que no han visto necesaria la incorporación de simbiontes a su organismo porque nunca les ha faltado de nada.
A pesar de que presumen de su linaje original, lo cierto es que también se han visto afectados por la Revolución Genética, aunque en su caso con fines paliativos y terapéuticos. Han introducido en su genoma una serie de avances sobre todo implicados en la eliminación de enfermedades congénitas, cáncer y anomalías físicas y todos aquellos que conlleven el incremento de la esperanza de vida y la juventud. Corren rumores de humanos originales que podrían haber visto la Fractura con sus propios ojos.
La consanguinidad a la que se han visto voluntariamente sometidos aumenta la aparición de rasgos con bajas frecuencias que no suelen aparecer en el historial familiar. La sociedad original recela de los flujos génicos externos y valora tanto la conservación del propio genoma, que se han documentado oscuros casos sobre clonación humana en un afán de buscar la vida eterna unos, o de expandir el propio genotipo otros.
Ejemplos: William Alcott, las hermanas Valicourt.

Durante la Revolución Genética surgieron un sinfín de nuevas razas, cada cual más extraña. No todas tienen representación en el Sistema Eos, y muchas otras, no son más que meras anécdotas que acabarán desapareciendo debido a un fenómeno llamado Regresión Original, o la tendencia a revertir al estado inicial cuando se dan cruces entre diferentes razas. Así los mestizos siempre tendrán rasgos más atenuados que sus progenitores.
Y hasta aquí una nueva incursión al Sistema Eos. Espero que hayan disfrutado del viaje y vuelvan pronto. ^_^