La reciente aparición de
la plataforma Amazon en el mercado español ha abierto la veda de los
e-book. Todo el mundo quiere uno. Tienes un lector, hay que sacarle
partido. Y te metes en Amazon y aparecen libros. Muchos. Muy baratos.
![]() |
Imagen sacada de GIZIG |
Y se presenta no solo
como la gran selva para los compradores sino como el nuevo mundo de
los escritores. Si llegas pronto, y te sabes vender, conquistarás el
nuevo continente. O eso dicen.
Te venden la idea de que
entre tú y tu público solo están tus propias capacidades. El
problema es que lo bueno y lo malo se publica por igual, se vende por
igual y se dan la mano. Como en la vida real, vamos, pero a lo
grande.
Los libros que llegan a
Amazon no pasan ningún filtro ni control de calidad bajo la premisa
de que si es malo, no se venderá. El problema radica en cuanto
empiezas a pagar por cosas malas, una tras otra, ¿hasta qué punto sigues confiando en que lo que venga después será mejor? ¿Estará
bien escrito? ¿El escritor sabrá distinguir "haber" de "a
ver"?
¿Cómo separas el grano
de la paja?
Antes, se suponía que
ese filtro lo hacía la editorial. MENTIRA. Salvo en contadas
excepciones, es más importante lo que diga tu primo y tu apellido
que lo que ponga en tu novela. Siempre puedes intentar buscarte un
"primo" con una agencia, para eso están. Pero claro, si ya
contamos con que el escritor (artífice de la obra) es la última
mona en el reparto de beneficios, a esto le tendremos que sumar que
tendrá que dar un porcentaje de sus paupérrimas ganancias a una
empresa que lo único que ha hecho es decirle al editor que haga su
trabajo (porque, no nos engañemos, leer libros y decidir qué se
publica y qué no, es el trabajo del editor).
Volvemos al mismo
problema: ¿cómo separamos los libros de verdad de las palabras
unidas?
Y por qué demonios hablo
yo de esto ahora... pues porque se me ha ocurrido una cosa, que a lo
mejor es una estupidez pero en estas cosas lo importante es ser
pionero: una marca de calidad. Un sello que como colectivo o entidad
o... lo que sea, pueda avalar la calidad de un producto en Amazon o
en China.

Por supuesto, eso no
significa que un consumidor pueda o no pueda acceder al libro en
función del sello. Más bien sería para tranquilizar al lector de
que eso es un libro de verdad. Puede que te guste o no. Puede que no
te convenza el estilo o la historia o el tratamiento de los
personajes, pero es un libro; no un SMS de 5.000.000 caracteres.
![]() |
Imagen sacada del blog Brisne |
Y mi otra gran idea
referente a Amazon. (sí, estoy loca o iluminada o aburrida, ¿hay
diferencias?) radica en que al no haber publicación en papel, no es
necesario centrarnos en los limites de novelas establecidos. ¿Por
qué no podemos publicar un cuento por 20 céntimos? ¿O una novela
corta?
Son cosas que en el
mercado editorial no tiene salida. La distribución de un cuento
corto es bastante absurda así que se acumulan en antologías,
pero... ¿por qué ahora es lo mismo? ¿Y suscripciones a historias
en plan folletín?
Ahora que el papel no importa, que el transporte y
la distribución no nos afectan, los límites los ponemos nosotros.
Quizá habría que pensar en abrir esas barreras también. Las más
importantes, las de nuestra mente.
No sé, todos son ideas
para explorar el mundo nuevo. Ni siquiera sé cómo llevarlas a cabo.
Pero creo que es buen momento para que surja el debate.