jueves, 1 de abril de 2010

El Último Café

Concursillo de la Vanguardia. En fin, una perla de sabiduría (toca, es jueves) : los concursos de los periódicos valen como ejercicios literarios, nunca como concurso de verdad. ¿Está claro?
No es despecho de perdedora, es el convencimiento simple de que los había mejores, es lo que sucede cuando los relatos se cuelgan y puedes leer y valorar la competencia. Sabes quiénes son buenos, y nunca son los que ganan.
Os dejo con un pequeño ejercicio literario; un guión.

El último café

El Don Pepe es un sitio pequeño y abarrotado, famoso por sus tapas abundantes y oleosas. Una niebla densa se dibuja en el aire y los ceniceros llenos se burlan de las señales de prohibido fumar.

Roberto es un hombre de unos cincuenta años, pelo cano. Fumador empedernido, todas las mañanas se lee el Mundo Deportivo acompañado por su café sólo y un buen cigarro.

Esta vez es diferente, tiene compañía. Una mujer hermosa, vestida con un impecable traje negro, se sienta a su lado.

Roberto la mira de reojo.

Roberto: —No es justo. (Dice con tristeza y lo repite varias veces)

ELLA: —No estoy aquí para decidirlo. (La voz de ella es fría)

Roberto: —Es que... no puedo, no puedo. Es muy pronto, no puedo irme contigo.

ELLA: —No es tan fácil.

Roberto: —¡Pero tiene que serlo! La gente lo hace continuamente, salen en las noticias.

ELLA: —Tú lo has dicho, si es tan fácil ¿por qué salen en las noticias?

Roberto: —Pero...

ELLA: —No hay peros.

(Roberto niega primero con la cabeza y luego, asiente cabizbajo, mientras intenta contener el llanto)

Roberto: — ¿A dónde iremos? ¿Es un sitio bonito?

(Ella sonríe con picardía antes de contestar)

ELLA: —No voy a contártelo, estropearía la sorpresa.

(Roberto sonríe, siempre ha tenido sentido del humor y sabe reconocer un buen chiste)

Roberto: —¿Puedo, al menos, acabarme el café?

ELLA: —Está bien, pero acuérdate de pagarlo.

Roberto Díez se toma su café con una sonrisa en los labios; paga el cafe y deja diez céntimos de propine. Mira a la mujer de negro y asiente.

Roberto Díez cae al suelo muerto.


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